viernes, noviembre 05, 2004

Yendo al cine: Heroe

Extraña sensación la que me causa ver cine oriental.

Quizás por mi devota fascinación por el Cine Hollywoodense y mi alma pochoclera me cueste terminar de entender (y apreciar totalmente) el cine que no viene de tierras yanquis. Y tengo en claro que es probable que si voy a ver una película europea no me agrade, y si voy a ver una película iraní no me guste para nada. Pero con los chinos o nipones es otro el cantar. Me he quedado embelesado frente a las películas de Kurosawa más de una vez, sorprendido por la belleza y la fuerza de sus imágenes, muchas veces sin entender lo que estaba pasando en la historia. He alucinado frente a algunas películas de acción como Returner o Doble visión por lo impecable de los efectos. Pero también me he aburrido en demasía con filmes como El tigre y el Dragón. Así que no puedo encontrar una generalización en lo que me causa el “enfrentamiento” con una película Oriental. Supongo que internamente vivo lo que se conoce como choque de culturas.

Paradójicamente, ver a Jet Li me causa la misma sensación que ver cine chino. Nunca sé que puedo esperar de él. Es un tipo tan inexpresivo que depende mucho de la película donde está metido (o del director que lo tenga a cargo). O sea, por ejemplo me gustó mucho en Arma Mortal 4, The One o De la cuna a la tumba, pero no me gustó para nada en Romeo debe morir y un par de películas chinas en video cuyo nombre no me acuerdo...

Entonces me prepare con mi mayor voluntad de apertura mental y me fui a ver Heroe.

La historia nos narra que hace muchos años atrás (como cuatro siglos antes de Cristo) China estaba dividida en siete reinos. El Rey del mayor de estos reinos, Qin, se había propuesto controlar a las otras regiones mediante una cruel guerra para que la paz pudiera surgir en una China unificada. Así es que luego de diez años de violencia, al Palacio llega un hombre conocido como Sin Nombre proclamando que había matado a los tres asesinos enemigos del Rey dejando el terreno libre para esa unificación. (Obviamente, los asesinos no tenían nombres que sonaran como Billy Pocas Pulgas, Cara Cortada ni El Odontólogo Barreda, sino Espada Rota, Cielo y Nieve Voladora.) Y veremos durante el transcurso de la película que un héroe en una película oriental es algo muy distinto a uno de una occidental.

Técnicamente es lo mejor que se ha visto este año (y quizás en años) en los cines. Una ejecución cinematográfica perfecta, el uso invisible del CGI realzando cada toma, ni un solo error de edición, una fotografía impecable llena de imaginación que plasma escenas casi oníricas con una veracidad impresionante, colores que estallan en la pantalla inundándote imprevistamente, un sonido pristino que te deja oír desde el deslizar de una gota de agua hasta el chocar de los filos de las espadas con una claridad apabullante... Realmente causa placer ver cada segundo de este filme, y más si estás en una buena sala de cine.

Pero esta película tan perfecta carece de... ¿alma? Lo que me entraba por los ojos no me entraba por el lado de los sentimientos. Quizás insisto en que uno está muy acostumbrado a una forma de ver cine, en la que uno puede llegar a conectarse al personaje principal (o por lo menos a alguno de ellos), y en este filme no conseguí crearme ese vínculo.

Al margen de esto último, ver Heroe es una experiencia sumamente placentera. Para mí es una película de 4.25 Cosos de Cinco, o 8.5 de diez.

PD: Ya se, para algunos yo sere un desgraciado que piensa que el alma vale 75 centavos nomás, pero bueh...
lo dijo el Sr Coso a las 3:18 p. m.
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