Una de las películas que hizo que yo mirase con otros ojos al cine francés fue Los ríos color púrpura. Con esa película los franceses mostraron al mundo que podían llegar a hacer un thriller al mejor estilo hollywoodense, con el agregado de no tener tantos "límites morales" de lo que es políticamente correcto para mostrar o no en una pantalla. Muchos me han dicho que el final de esa película arruinaba todo lo que se había visto antes, pero para mí está bien, es algo perdonable (Si no la viste, echale un vistazo. Vale la pena)

Esta segunda parte mantiene la misma estructura que la primera: dos policías, cada uno investigando un caso diferente, deciden unir fuerzas tras descubrir una conexión entre los hechos que indagan y pronto se enfrentan a una misteriosa serie de asesinatos en cadena. Uno de los policías es uno de los protagonistas de la primera: el Inspector Niemans (Jean Reno), mientras que el otro es un ex-alumno de él (Benoît Magimel).

La diferencia radica en que aquí la historia se desarrolla en monasterios e iglesias, y los crímenes tienen características rituales y esotéricas. Los muertos están relacionados con los 12 Apóstoles, aparece un tipo semejante a Jesús pregonando el Apocalipsis, y como si esto fuera poco actúa Christopher Lee.

¿Entonces por qué la película es aburrida?

Por más que muchas de las cosas que sucedan suenen bizarras y divertidas, como ver a "monjes en anfetaminas" corriendo y saltando por los techos como Spiderman o Padre Coraje, la película resulta chata. Entretiene al principio, pero llega un punto en que a uno ya no le importa lo que pasa en pantalla. Quizás no está bien explotado el elemento terrorífico en el filme (y eso que podían jugar con la cosa religiosa como para hacerte cagar en las patas), ni tampoco la cosa gore y truculenta que tenía la primer parte.

Así que bueno, si no viste la primera alquilatela en video o dvd y mirala... y si querés esperar que esta salga en video para verla, hacelo tranquilo. Mala no es, peeero...

Es una película de Tres Cosos de Cinco, o Seis de Diez