Los tiempos cambian. Y como el buen vino hay cosas que mejoran con el pasar de los años.

A esta altura, ya no cabe duda que Gustavo Cerati es uno de los pilares de nuestro rock. Y mientras algunos de los "íconos" de la Fauna Rockeril van envejeciendo mal, sin ideas, con más escándalos que buena música, o repitiéndose a sí mismos por los siglos de los siglos, Cerati pega un volantazo ante lo evidente y sale por donde menos lo esperás.

¿O me van a decir que alguien esperaba que los nuevos arreglos de los temas de Cerati en vivo iban a sonar tan rockeros, tan hard, tan desprovistos de máquinas a pesar de tener toda la electrónica a su favor?

Cerati apabulló a la audiencia con unas versiones rockeras e impresionantes de Pulsar, Vueltas por el Universo, Rombos entre otras (que parecían decir "¿Melero? ¿Quién era ese?"). Dejó a todo el anfiteatro desconcertado con una sincronización perfecta entre el video que se veía en la pantalla gigante y lo que la banda tocaba durante No te creo, y maravillado con una fauna abisal en Lisa. Se dió el lujo de tocar un tema nuevo (Vertigo) y de incluir cinco temas de Amor amarillo. Y por supuesto estuvieron los temas de Soda, haciendo hincapié en Dynamo, discazo si los hay. El anfiteatro vibró con Sueles dejarme solo.

Pero nobleza obliga, hubo un par de arreglos que no me gustaron. Las versiones de Sobredosis de TV y Cosas imposibles sonaron huecas y sin el poder que tenían originalmente estos temas (o en otros arreglos en giras anteriores).

Siempre viene bien verlo a Cerati en vivo. Como broche del año, perfecto para mí.