miércoles, enero 05, 2005
Eso es mantener viva la magia
La Naturaleza es sabia, pero a veces es algo hija de puta. En Asia no se esperaban semejantes olas que destruyeran a su paso tantas vidas. Y acá, obviamente en menor escala, ya sabemos lo que nos espera todos los eneros: una fuckin' ola de calor.
Uno no termina de acostumbrarse a que estamos viviendo en una ciudad tropical, de un país tropical, o bananero, que se yo. Y es por eso que hoy cuando estaba caminando por la Peatonal Córdoba con casi 50 ºC de sensación térmica y los ví, no pude hacer otra cosa que admirarlos. Porque creo que no debe haber peor laburo en estos dias que ser Rey Mago por la calle.
Claro, los locos que están en los shoppings haciendo de Melchor, Gaspar y Baltazar son otra cosa. Están ahí, prístinos y prolijos con todo el oro, el incienso, la mirra y los oropeles, posando para cámaras digitales, y dejándole a los niños la esperanza de que los camellos vuelan, los Reyes son eternos y todo el año es Navidad.
Los pobres tipos que van acarreando bolsas de juguetes "de una conocida juguetería del centro de nuestra ciudad" van luchando contra las inclemencias del tiempo, sobaqueando trapos que van tirándolos hacia abajo, con una paupérrima producción tal que el rimel se les corre por la transpiración imposible de detener y el pobre que le tocó en suerte hacer de negro pintado con corcho vive chorreando petróleo. Aún así, van dandole algo de alegría a todos los niños que los ven, ricos o pobres, aunque más de uno se de cuenta que ese no era un Rey Mago, que abajo de la barba de algodón estaba el flaco Carlito, el hermano de Pocholo, que la semana pasada vendía estrellitas y dentro de dos meses huevos de pascua. Eso es mantener la magia. A 43ªC a la sombra.
Uno no termina de acostumbrarse a que estamos viviendo en una ciudad tropical, de un país tropical, o bananero, que se yo. Y es por eso que hoy cuando estaba caminando por la Peatonal Córdoba con casi 50 ºC de sensación térmica y los ví, no pude hacer otra cosa que admirarlos. Porque creo que no debe haber peor laburo en estos dias que ser Rey Mago por la calle.
Claro, los locos que están en los shoppings haciendo de Melchor, Gaspar y Baltazar son otra cosa. Están ahí, prístinos y prolijos con todo el oro, el incienso, la mirra y los oropeles, posando para cámaras digitales, y dejándole a los niños la esperanza de que los camellos vuelan, los Reyes son eternos y todo el año es Navidad.
Los pobres tipos que van acarreando bolsas de juguetes "de una conocida juguetería del centro de nuestra ciudad" van luchando contra las inclemencias del tiempo, sobaqueando trapos que van tirándolos hacia abajo, con una paupérrima producción tal que el rimel se les corre por la transpiración imposible de detener y el pobre que le tocó en suerte hacer de negro pintado con corcho vive chorreando petróleo. Aún así, van dandole algo de alegría a todos los niños que los ven, ricos o pobres, aunque más de uno se de cuenta que ese no era un Rey Mago, que abajo de la barba de algodón estaba el flaco Carlito, el hermano de Pocholo, que la semana pasada vendía estrellitas y dentro de dos meses huevos de pascua. Eso es mantener la magia. A 43ªC a la sombra.
lo dijo el Sr Coso a las 8:55 p. m.
|