Pasaron las Pascuas.

Cada uno cree en lo que sienta verdadero a sus sentimientos, lo llames Dios, Jehova, Mahoma, Batman o Lita de Lazzari. Yo todavía no termino de entender el razonamiento que algunos que se dicen cristianos profesan pensando que ir a Misa sólo el Domingo de Pascua te asegura un pasaje en pullman al cielo, no importando si te colás en la cola del confesionario o si en el momento de darse la paz entre hermanos saludás solo a tus familiares y no son capaces de girar hacia otro lado para darle la mano al que tenés a otro costado.

Creo que hay cosas en las que uno no puede decir que está dentro de un gris, ni blanco ni negro. O sos o no sos. En cuestiones del alma, no puedo andar fraccionando las cosas. Por ejemplo, uno no puede decir "yo soy medio amigo de Pirulo". Dejate de joder, o sos o no sos. Quizás querés decir que lo tenés cerca porque te conviene, porque te es útil, porque te hace reír, pero eso no es ser amigo.

Y ni siquiera hablé todavía de algo más extremista como es el verbo "amar". "Mi amor, daría tres octavos de mi vida por estar contigo"... Suena asqueroso, ¿no?

Que se yo. Es jodido comprometer el alma a determinados sentimientos. A lo mejor habrá que aprender a fraccionar y empezar a acostumbrarse a manejar esos grises. Quizás sea más sano y algunas cosas duelan menos. Pero guarda, si te protegés para que las cosas se sientan menos, vas a sentir menos, inclusive la alegría.

Merde... ¿esta reflexión venía de yapa dentro de la Rosca que me comí anoche?