miércoles, mayo 04, 2005
Tour Salvaje por la fauna de la Peatonal Córdoba - Parte I
Aquí comienza una saga de posteos cuyo fin es ilustrar a la amable lectoaudiencia sobre lo que uno puede encontrar caminando por una de las arterias más importantes de mi querida ciudad Rosario. Según dijo un ex-poeta este es la ciudad de pobres corazones. Otra cantante de la misma época se autoproclamó Reina de Pueblo Grande y esa creo que es la definición que más le cuadra a mi benedicta ciudadela: un pueblo grande.
Rosario es como un pañuelo. Si, está lleno de mocos, que somos nosotros los rosarinos, que vivimos todos pegoteados y nos conocemos casi todos, aunque más no sea de vista. Un lugar que todo turista llegado a esta urbe debe visitar es la preciosa Peatonal Córdoba, conocida también como el Boludódromo o la vuelta del perro, la cita obligada del visitante gasolero. Ahí se puede ver a distintos especímenes de la fauna rosarina que mantienen fresco el surco que marcaron en el cemento de la peatonal al ir y venir infinidad de veces por ella.
Hay ciertos personajes que se han transformado en clásicos de la peatonal. Imágenes imperdibles, esos que uno menciona por referencia y todos los rosarinos sabemos a de lo que estamos hablando. Entonces qué mejor idea que hacer un Tour mostrando la Fauna de la Peatonal, cosa que aquel visitante primerizo no se encuentre con una sorpresa cuando se tope con estos entes urbanos.
El primero al que me referiré aquí es el Niño del Saxo:

Este personaje es relativamente nuevo en el paisaje peatonalesco, hará un año, año y medio que se para contra una columna de la esquina de Córdoba y Entre Ríos, pero ya se ganó un lugar en el recuerdo de todos los que lo escucharon. No porque les haya conmovido con su arte ni porque les rememore algún momento en particular. Parafraseando a un tipo que sabe, el arte de este pibe es extraordinario... extraordinariamente malo. Nadie jamás tocó El día que me quieras de una forma tan espantosa. Hace que Gardel desde donde está quiere volver y cagarlo de patadas en el culo al pibe este. ¡Qué desafinado hijo de puta! Yo la verdad que soy un tipo bastante tranquilo, pero cada vez que paso cerca de donde está mis amigos me tienen que contener porque me dan ganas de cagarlo a bifes para que deje de tocar ¡¡Infeliz!! Encima pone cara de "soy un crooner incomprendido aunque por esto que estoy tocando seguro que me transo una minita". Da la sensación que su vieja le hizo un ultimatum y le dijo que si tocaba otra vez ese instrumento del averno lo echaba de la casa, y el pibe no encontró mejor cosa que practicar en la calle torturando al transeúnte. ¡Y encima hay gente (turistas en su gran mayoría) que le tiran unos mangos! Pibe, empeñá el cuerno y... ¡¡Andá a laburar!!
Bueno, pero no toda la música que podemos encontrar en la Peatonal es mala. También está... ah, bueno, es cierto, mejor lo dejo para otro capítulo.
Rosario es como un pañuelo. Si, está lleno de mocos, que somos nosotros los rosarinos, que vivimos todos pegoteados y nos conocemos casi todos, aunque más no sea de vista. Un lugar que todo turista llegado a esta urbe debe visitar es la preciosa Peatonal Córdoba, conocida también como el Boludódromo o la vuelta del perro, la cita obligada del visitante gasolero. Ahí se puede ver a distintos especímenes de la fauna rosarina que mantienen fresco el surco que marcaron en el cemento de la peatonal al ir y venir infinidad de veces por ella.
Hay ciertos personajes que se han transformado en clásicos de la peatonal. Imágenes imperdibles, esos que uno menciona por referencia y todos los rosarinos sabemos a de lo que estamos hablando. Entonces qué mejor idea que hacer un Tour mostrando la Fauna de la Peatonal, cosa que aquel visitante primerizo no se encuentre con una sorpresa cuando se tope con estos entes urbanos.
El primero al que me referiré aquí es el Niño del Saxo:

Este personaje es relativamente nuevo en el paisaje peatonalesco, hará un año, año y medio que se para contra una columna de la esquina de Córdoba y Entre Ríos, pero ya se ganó un lugar en el recuerdo de todos los que lo escucharon. No porque les haya conmovido con su arte ni porque les rememore algún momento en particular. Parafraseando a un tipo que sabe, el arte de este pibe es extraordinario... extraordinariamente malo. Nadie jamás tocó El día que me quieras de una forma tan espantosa. Hace que Gardel desde donde está quiere volver y cagarlo de patadas en el culo al pibe este. ¡Qué desafinado hijo de puta! Yo la verdad que soy un tipo bastante tranquilo, pero cada vez que paso cerca de donde está mis amigos me tienen que contener porque me dan ganas de cagarlo a bifes para que deje de tocar ¡¡Infeliz!! Encima pone cara de "soy un crooner incomprendido aunque por esto que estoy tocando seguro que me transo una minita". Da la sensación que su vieja le hizo un ultimatum y le dijo que si tocaba otra vez ese instrumento del averno lo echaba de la casa, y el pibe no encontró mejor cosa que practicar en la calle torturando al transeúnte. ¡Y encima hay gente (turistas en su gran mayoría) que le tiran unos mangos! Pibe, empeñá el cuerno y... ¡¡Andá a laburar!!
Bueno, pero no toda la música que podemos encontrar en la Peatonal es mala. También está... ah, bueno, es cierto, mejor lo dejo para otro capítulo.
lo dijo el Sr Coso a las 9:20 p. m.
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