miércoles, julio 20, 2005

Amigos son los amigos

Cuenta la leyenda que un tal Enrique Ernesto Febbraro, profesor de Psicología, músico y odontólogo que vivía en Lomas de Zamora, allá por 1969 en honor a la llegada del hombre a la luna, envió más de 1000 cartas a diferentes países tratando de que el 20 de julio sea reconocido mundialmente como el Día del Amigo. Este buen hombre recibió la respuesta de 700 personas y enseguida, el Día del Amigo quedó instaurado en 100 naciones diferentes. Todo por la inspiración de ver al Señor Armstrong poner su pie en tierras selenitas.

Ese hito en la historia universal marcó el comienzo de una nueva era (no el Día del Amigo en sí; el alunizaje, aclaro). Pero al pasar de los años cada vez se sienten más y más fuerte las voces de aquellos que piensan que todo fue un engaño, un sofisticado montaje de escenografía de cartón armado para hacer cumplir a cualquier precio la promesa propagandística que, en su momento, realizara el presidente Kennedy: llegar a la Luna antes de finalizar la década de los sesenta... y antes que los rusos, y de paso desviar los ojos del mundo de Vietnam. O sea, mucha gente en estos días nos muestra (y demuestra en documentales del Discovery Channel que hacen que un frío gélido recorra tu espalda) que el hombre jamás puso el pie en la Luna.

Entonces el Día del Amigo está basado en un fraude.

A veces pienso que esto es como un chiste del destino. Este es el Día que sirve para que aquellos que nunca en el año se acuerdan de vos te llamen, o te envíen un e-mail automático, saludando y reverenciando su amistad anual. Este es el Día que sirve como tantos otros para que bares y restaurantes se llenen (de gente y de dinero) celebrando y programando la próxima Cena del Día del Niño por venir. Este es el Día en el que tu jefe o tu compañero de oficina te diga "Felíz Día" de igual manera en que ayer te dijo "Hay que terminar esto para mañana".

Ojo, no está mal que exista el Día del Amigo en sí, pero para mí el Día del Amigo es cualquier día en que compartis algo con esas personas que tenés cerca del alma, no hace falta que te lo impongan en el calendario. Por eso, hoy si tenés ganas de estar con tus amigos, perfecto, pero no dejes pasar un año para volver a verlos. Si tenés ganas de decir "Felíz Día, mi Amigo", decilo, pero sentilo cuando lo decís. Y si tenés ganas de cenar con tus amigos, bárbaro, pero pensá que da lo mismo una cena fastuosa que un choripán en la casa de cualquiera porque lo importante es la reunión y no el "cómo nos reunimos".

Pensalo. Quizás lo de la Luna haya sido un fraude, pero no dejes que tu amistad se transforme en eso también.
lo dijo el Sr Coso a las 9:00 a. m.
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