jueves, agosto 11, 2005

Tour Salvaje por La Reina del Plata - Chapter One

Bueno, mi desaparición por estas zonas se debió a que por cuestiones laborales estuve un par de semanas en Buenos Aires. Así que ya que estoy de vuelta voy a contar algunas anécdotas de mi experiencia en la Gran Urbe.

No hay ciudad más adecuada para sentir la soledad que Buenos Aires.

Es así como lo siento. Miles de personas que se dirigen rápido de su casa hacia su trabajo y de su trabajo a su casa, sin ver lo que pasa a su lado. Gente que revuelve la basura para conseguir alimento. Gente que duerme acurrucada entre diarios en los umbrales de financieras abandonadas. Y basura, mucha basura en el ambiente. No es que en Rosario no hayan estas cosas, pero es la diferencia de tamaño lo que impacta. Todo es mucho, es demasiado. Demasiada basura, demasiada necesidad, demasiada individualidad. Parecería como si en la mayor parte del centro de la ciudad no hubiera un lugar para sentarse y disfrutar del estar vivo. Es como uno imaginaría al Purgatorio, supongo. Un lugar de paso, donde todos están cumpliendo su rol apurados sin saber porqué.

Y así de golpe uno puede darse cuenta que Rodrigo de La Serna está sentado en el subte al lado tuyo o Celeste Cid pasea con su bebe entre tatuadores y cuero y nadie los nota. Pueden decir que quizás sea porque "la gente es civilizada y les deja vivir su propia vida sin molestar", o porque "no están en televisión, y una cosa es ser famoso y otra un tipo conocido", pero de tantos transeúntes ni una mirada furtiva al percatarse de la presencia de esa gente... No se... La gente parece estar concentrada en si misma, cada uno dentro de su propia coraza evitando ser afectado por el entorno.

Y la soledad (no Pastorutti) es la Reina del Plata. Y así no era como yo recordaba a Baires, pero es como la encontré ahora.

En cuanto volví a Rosario, me puse el cuello polar como gorra y salí a dar una vuelta por la Peatonal. Y cuando vi esa mirada rosarina que me hacía sentir un bicho raro, me sentí tranquilo. Volví a no ser indiferente al entorno.

Más anécdotas dentro de un rato.
lo dijo el Sr Coso a las 9:01 a. m.
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